(desconozco autor)
Camino por la calle mirando a la gente que me rodea. Me pregunto cuán grandes serán sus dolores, sus preocupaciones, sus angustias, sus penas. Con el tiempo he comprendido que todos somos parte del mismo Universo, y ello me permite mirar a todos como reflejos de mí misma. Es imposible criticar, desde mi punto de vista, porque poco o nada sabemos de la complejidad del mundo interior de quienes nos rodean. si pasamos por nosotros la crítica, veremos que ella nos lleva a nuestro interior: aquello que desearíamos ser/hacer/tener y no hemos logrado, aquello que tenemos y debemos corregir; pero siempre intento convertirlo en un boomerang: antes de llegar al otro, procuro que se convierta en eco en mi interior. Cuando dejo de lado esa práctica, generalmente cometo el error de criticar, herir y provocar sufrimiento en otros, que pueden ser las personas que amo o las personas que conforman este tramo de camino en el que su presencia tiene valor porque implica una parte de mi aprendizaje espiritual.
No puedo separar "vida" de "haiku".
Haiku es parte de mi vida.
Tal vez el hecho de haber generado una profunda introspección, es lo que ha acarreado, paralelamente, una profunda conciencia de mi entorno, al punto que a veces me provoca pena ver el grado de indiferencia que alcanzamos, no sólo hacia nuestro "prójimo próximo", no en el sentido católico de la palabra, sino en el sentido de proximidad hacia el otro, de mirada sensible.
Porque nada es eterno, porque todo nos roza, apenas, nos toca, apenas, está en nuestra vida, apenas, un tiempo indeterminado, es tan importante valorarlo.
Es mi reflexión, es mi profundidad la que suele doler más aún.
Paso y leo, encuentro en vosotros espejos en los que me miro. Haiku nos refleja vivos!
Gracias a todos por vuestra presencia en este momento especial. A veces la sensibilidad, si no sabemos controlarla, puede vulnerarnos demasiado. Ese es el momento que vivo: de una extrema sensibilidad. Ante lo bello y ante lo doloroso.
Dedico esta mirada, a mis queridos amigos Juan Carlos Moreno y Juan Carlos Durilén, que han tenido la deferencia de dedicarme bellísimas estampas de su sensibilidad.
blanco aleteo
pequeñas mariposas
entre amapolas....
Sigo leyéndoles. Un abrazo.
Asami
¡Muchísimas gracias, Adriana!
ResponderEliminar¡Bellísimo texto el que nos entregas! Tan bello como ese haiku que tienes la bondad de dedicar.
En alguna oportunidad dije que: "El poeta, como todo artista, tiene el supremo privilegio de gozar de la belleza presente hasta en la más insignificante de las cosas y los seres, pero es también esa misma delicada sensibilidad la que genera su dolor y su angustia frente a cualquier circunstancia desgraciada, por minúscula que parezca, de las tantas que abundan a diario".
Creo que coincidimos en tal apreciación, pero nunca renunciaremos a la poesia, por el contrario...
Un beso.
Adri:
ResponderEliminarbendita tu sensibilidad!! aunque a veces duela. Ayer le escribía a una compañera de haiku de Albacete: "soy tan sensible que hasta cuando cambia el tiempo, lo percibo en las pestañas...". Es cierto, algunas personas sentimos más profundamente lo bueno y lo malo, la belleza y el dolor. Me identifico mucho con lo que escribes, ¡qué hermoso!!
Gracias amiga mía!!
Un Beso muy grande