
Esta mañana se alimenta de una de esas noches, que antes habitaban los fantasmas, y en las que hoy duermen, serenamente, mis seres amados próximos, y tranquilos por mi serenidad, a la distancia, siguen su día mis seres amados lejanos en kilómetros.
Es esa noche la que me devuelve un amanecer de manos entrelazadas y respiración profunda. Cada vez, aunque llueva.....vuelvo a agradecer.
La lluvia, en el cristal, ya no es suficiente para nublar el paisaje. Un día de lluvia no es una vida de dolor: es sólo un día. Sumando los de lluvia y los de sol, el tiempo va formando una filigrana de dolores amores ternuras niñez dulzuras confianza duelos sinsabores alegrias sonrisas. Hay días de lluvia, noches de tormenta.... luego, aquello que sabemos al punto de olvidarlo: vuelve la calma, sale el sol. Y podemos ver las cosas de otra manera.
¡Cuánto silencio!
hacia la madrugada
vuelve a llover
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