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(Cuando cambia la mirada, cambia también el horizonte. Se ensancha, se amplía, tomamos conciencia de nuestra pequeñez. Es entonces cuando podemos vislumbrar a cabalidad que no estamos solos, que la presencia de otros nos enriquece y nos eleva.
Podrán leer en éste espacio a algunos amigos que comparten el gusto por la poesía japonesa, con quienes intercambio, crezco, aprendo y me proyecto.....)
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Según Vicente Haya, "nuestros haikus no deben tener otra pretensión que ser la palabra que acompaña a nuestra ignorancia. La palabra de un caminante que no sabe dónde está su meta... Ahí está la fertilidad salvaje del haiku. El haiku es una selva que nunca se termina de recorrer, en extensión, en profundidad… Cuando has acabado la selva de fuera, te queda la selva de dentro."
Invitados quedáis, pues..... al final de la página encontraréis una lista de reproducción que, si deseáis, os puede acompañar en el recorrido..... gracias por vuestra presencia.
¿ya estarían secas cuando las arrancó?
ResponderEliminarLa fragilidad de las flores y la vida del gato...
Un beso.
precioso haiku! te leo con mucho placer! un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Verónica.
ResponderEliminarY a tí, Ana. Se puso a enredar entre las plantas y las arrancó secas; ésta no las rompió pero otras sí.
Un beso ;-)
Gracias, Toñi, por este testimonio.
ResponderEliminarLa vida que no cesa de movilizar sus propios elementos.
La travesura y el instinto de uno, la fragilidad y la belleza de otro.
Más la presencia del haijin que lo advierte, registrando la escena.
Misión cumplida.
Un beso.
querida Toñi: los gatos y tú saben hacer cosas deliciosas como esta instantánea tan especial, acompañada de una foto que no lo es menos.
ResponderEliminarUn abrazo grande