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(Cuando cambia la mirada, cambia también el horizonte. Se ensancha, se amplía, tomamos conciencia de nuestra pequeñez. Es entonces cuando podemos vislumbrar a cabalidad que no estamos solos, que la presencia de otros nos enriquece y nos eleva.
Podrán leer en éste espacio a algunos amigos que comparten el gusto por la poesía japonesa, con quienes intercambio, crezco, aprendo y me proyecto.....)
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Según Vicente Haya, "nuestros haikus no deben tener otra pretensión que ser la palabra que acompaña a nuestra ignorancia. La palabra de un caminante que no sabe dónde está su meta... Ahí está la fertilidad salvaje del haiku. El haiku es una selva que nunca se termina de recorrer, en extensión, en profundidad… Cuando has acabado la selva de fuera, te queda la selva de dentro."
Invitados quedáis, pues..... al final de la página encontraréis una lista de reproducción que, si deseáis, os puede acompañar en el recorrido..... gracias por vuestra presencia.
Precioso, Ana.
ResponderEliminarTanto el haiku como la imagen. Se complementan naturalmente.
Se respira paz. Y ese cardo, que aun seco, parece acompañar con su leve movimiento la vida que lo rodea.
Gracias, amiga. Un beso.
Precioso de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Muchas gracias por vuestras palabras!
ResponderEliminarUn abrazo.
Personalmente me encantan este tipo de paisajes... son de lo mas tranquilo, lo más bello y lo que más me llenan por dentro. Me dan un excelente sentimiento!
ResponderEliminarGracias, Pablo, por expresarme lo que te ha transmitido esta imagen.
ResponderEliminarUn abrazo.
dan ganas de estar allí!!! qué más decir?
ResponderEliminarUn beso ¡muy logrado el hk, Ana!
Gracias, Claudia!! No me había percatado hasta ahora de tu comentario.
ResponderEliminarLa fotografía la tomé en Chipre este verano. Aunque tiene un paisaje muy similar al de la costa donde resido.
Un beso.